El continente africano es uno de los más importantes a la hora de analizar la historia de los seres humanos desde sus orígenes hasta la edad contemporánea. Los restos arqueológicos han permitido trazar los primeros momentos de la época prehistórica y el surgimiento de los primeros homínidos, a diferencia del resto de los continentes donde el poblamiento humano sucedió de forma tardía.
La Edad Antigua en el continente africano gira principalmente a partir de los eventos relacionados con la civilización egipcia, que llegó a extenderse hasta el norte de África, y posteriormente el surgimiento de sociedades por fuera del valle del río Nilo, la interacción entre ellas y con el resto de los continentes.
A nivel religioso, hacia fines del siglo VII tanto la zona norte como el este de África se vieron fuertemente influenciados por el Islam, generando la aparición de nuevas culturas. Una de las más importantes es el pueblo de los suajili, cuya influencia cultural ha sido notable para numerosas tribus africanas.
El tráfico de esclavos es uno de los grandes flagelos de África, cuya finalización formal se dio en el siglo XIX pero que durante siglos causó daños en la población y el desarrollo del continente en toda su extensión.
Las potencias colonizadoras fueron determinantes para el destino de África entre los siglos XVI y XIX, migrando forzadamente como esclavos a los jóvenes africanos que fueron la mano de obra esclava del denominado “Nuevo Mundo”. Las potencias europeas se disputaron el control del continente africano y al día de hoy las consecuencias de esos malos tratos y prácticas dañinas se ven en el día a día.
La época colonial en áfrica comienza, según los historiadores, en el 1800 y se extiende hasta el triunfo de los movimientos independentistas a mediados de 1950. Libia fue la primera colonia africana que consiguió ganar su independencia y dio inicio a la historia moderna de un continente que busca dejar atrás su pasado de tragedias, sin olvidarlo, y desde allí posicionarse como uno de los continentes con potencial para el desarrollo económico.
Las culturas prehistóricas
Al tratarse del continente donde se hallaron los rastros de homínidos más antiguos, se habla de África como la cuna de la humanidad. Los primeros pobladores eran cazadores y recolectores cuyas herramientas y restos óseos se fueron encontrando a lo largo del territorio que hoy forma Libia, Etiopía y los Grandes Lagos de África oriental.
El desarrollo de los poblados a orillas del río Nilo data de tiempos previos a los faraones y la gloria egipcia, y en determinadas zonas se estudia la importancia de la agricultura Sahel en el occidente africano. En el sur los bosquimanos son los primeros pobladores que domesticaban ganado y abandonaron las prácticas de caza y recolección para abocarse a la agricultura y la construcción de pequeños poblados para el pastoreo y la cría de animales.
La influencia árabe
Con la expansión de la cultura bereber, entre los siglos VII y XVI el continente africano cambió rotundamente. Antes habían logrado establecerse como uno de los grandes imperios de la África Meridional los zulúes, prolongación de la influencia bantú en la región, pero hacia comienzos del siglo VII la influencia islámica iba ganando terreno por sobre otras religiones y tribus locales.
Los primeros inmigrantes árabes reconocían el poder del califato de Bagdad, y para el siglo X los fatimíes se habían establecido en la ciudad de El Cairo y lograrían extender su influencia hasta las costas del océano Atlántico.
La cultura árabe se expandió a través del comercio y de los éxitos culturales y religiosos del Islam, y gracias a la domesticación del camello se hizo posible el comercio a través del desierto. Las regiones de Senegambia y el centro de Níger se convirtieron a partir de entonces en los principales centros comerciales atravesando el desierto del Sahara e intercambiando bienes e ideas por igual.
La exploración europea
Enrique el Navegante, hijo del rey Juan I de Portugal, decidió conquistar territorio africano para la corona portuguesa en el siglo XV. Numerosos navegantes portugueses inspirados por el príncipe fueron los responsables de la circunnavegación del continente y el establecimiento de colonias que marcarían para siempre la historia de la región.
La primera de las costas en ser fuertemente explotada por sus recursos fue la de Guinea. En 1482 ya se había establecido Elmina (San Jorge de Mina), desde donde se comerciaban esclavos, especias, marfil y oro. Diez años después, con el descubrimiento de América, el comercio de esclavos se convirtió en pieza clave para la expansión económica del sistema colonial. África es uno de los continentes más castigados por la avaricia de los colonizadores europeos.
La expansión cristiana en África nunca alcanzó los niveles del Islam, y si bien el Reino del Congo y otras zonas tenían una fuerte impronta cristiana por los colonizadores portugueses, hacia el siglo XVII con la pérdida de los puertos en manos de los holandeses casi desapareció por completo.
El reparto de África, la descolonización y la independencia
Los últimos 200 años de la historia africana están signados por los cambios bruscos. A fines del siglo XIX las potencias europeas se terminaron de repartir los últimos territorios del continente africano como si se tratarán de piezas en un juego de ajedrez político y económico. La crisis económica en las potencias occidentales llevaría al reparto del continente africano y la creación de áreas de influencia en la que fue conocida como “la Conferencia de Berlín”, y fue la base del colonialismo europeo de fines del siglo XIX.
El continente europeo había quedado dividido entre las potencias de Francia, Reino Unido y el Imperio Alemán, entre otras naciones un poco más pequeñas pero con presencia en el mercado internacional.
Posteriormente comenzaría, a fines de la Segunda Guerra Mundial, el proceso de descolonización. El primero de los países africanos en independizarse en esta etapa fue Libia en 1951, y posteriormente llegarían Angola, Yibuti, Seychelles, Sudán del Sur y Eritrea, entre otras. Se trató de procesos no exentos de violencia, pero orientados al reconocimiento de la voluntad de los pueblos de dirigir sus propios destinos.
Hoy el continente de África está expandiendo sus horizontes comerciales y turísticos en determinadas regiones. Se trata de un continente castigado por la historia más violenta de la colonización europea, pero también es una zona rica geográficamente y con un importante espíritu de supervivencia.
Aún así, la violencia religiosa y las dictaduras mantenidas por las potencias europeas y estadounidenses hacen temer por la llegada de un verdadero momento de equidad en el territorio, pero sus habitantes siguen luchando por ello. Los conflictos armados que han sido moneda corriente desde el 57 hasta la fecha dan cuenta de un continente con muchas riquezas y una gran importancia para el funcionamiento de la economía capitalista actual.