El amor sin duda es uno de los sentimientos que más ahondan en el alma de las personas, socavan en lo profundo del corazón dejando una marca por la eternidad. Si bien su enemigo por el tiempo infinito, “el odio” acecha e intenta llenar a diario los corazones de quienes no profesan el amor en su total sinceridad y desapego, podemos decir que es el sentimiento más común en nuestros días. A continuación y en resumidas palabras contaremos la vida de este santo y obispo, que por cierto estuvo llena de muchas cosas, pero en especial de amor.
La historia de San Valentín o más comúnmente como lo conocemos “El día de los enamorados”, transcurre en la época de los romanos. En estos tiempos anteriores a las cruzadas, la persecución de los cristianos era una cosa de todos los días. Además de una negación y prohibición generalizada al cristianismo y a las festividades paganas, había una cierta creencia que afirmaba que los hombres o soldados eran tanto más fuertes mientras no se brindaban al amor, es decir en tanto no se enamoraban.
Siendo esta la creencia generalizada en ese entonces, San Valentín era un sacerdote Cristiano que se dedicaba a casar a quienes se lo pedían. Por aquel tiempo el emperador Claudio II en sus ataques a las prácticas cristianas decidió la prohibición de la celebración de los matrimonios. Mediante una orden que debería ser cumplida bajo todos los territorios de su imperio la gente no podía casarse desde ese momento.
Sin otorgarle importancia, ni ofrecerle obediencia, Valentín seguía celebrando casamientos en secreto. Éstos se realizaban a las afueras de los pueblos o en regiones rurales. El rumor de que estas prácticas eran continuadas por San Valentín llegó a oídos del emperador, y entonces éste en un ataque de furia mandó a encarcelar a Valentín.
Su fe en Dios era tan grande por lo que se mantuvo firme en sus creencias hasta que lo atraparon. El oficial que lo atrapó burlándose de él le dijo que si su Dios era tan grande entonces podría curar a su hija ciega de nacimiento. El santo asintió y curó a su hija, ante tal milagro el oficial se convirtió a la religión cristiana, pero no logró liberar a Valentín.
Luego de este suceso Valentín se enamora de la joven muchacha a la que por obra de Dios había sanado. Después de algún tiempo en el que fue castigado y torturado, Valentín es condenado a morir pero antes de ser ejecutado le escribe a su amor una carta que se titula “de tu Valentín”. Desde ese momento en adelante comienza la larga cadena de cartas de amor que por costumbre se mandan entre quienes se corresponden de corazón.
Por último Valentín muere el 14 de febrero del 270, pero nos deja un legado que es recordado por quienes amamos a diario, “el cuerpo envejece y muere, el alma desaparece, más el amor es eterno”.
Dicha fecha fue luego de algunos años popularizada y conocida como hoy la conocemos.